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domingo, 29 de abril de 2012

El Clasicismo ha muerto. Viva el Romanticismo

Un solo hombre, un artista personifica la muerte de una época y el nacimiento de otra. Ha pasado en otras ocasiones, por ejemplo en el paso del Renacimiento al Barroco, Claudio Monteverdi estaba allí para certificar la muerte del primero y el glorioso advenimiento del segundo. A través de su colección de madrigales podemos ver esta evolución.
Ahora volvemos a tener en Ludwig Van Beethoven un testigo de excepción y protagonista de un cambio de paradigma, de  estilo, de moda, de gusto, de forma de entender las cosas, en este caso despedimos al Clasicismo y damos la bienvenida al Romanticismo.
Todo sucedió muy rápido, desde luego no fue solo obra de Beethoven, el propio Mozart en sus sinfonías 40 y 41 ya estableció alguno de los principios fundamentales de este nuevo estilo musical que había comenzado en la literatura con genios como Goethe, los hermanos Grimm, Mary Shelley, Lord Byron y otros, un estilo que se sustenta en la figura del autor, que sustituye a dios para erigirse como creador de una obra de arte original, autónoma en sí misma que no copia modelos como ocurría en el clasicismo.
La mayoría de historiadores de la música marcan el año 1806 como el inicio de este periodo llamado Romanticismo. ¿Que pasó ese año? Pues que se publicó la tercera sinfonía Heroica en mi bemol Mayor op.55 de Beethoven
Beethoven compuso 9 sinfonías, las dos primeras eran clásicas en su forma, en el número de movimientos, en su concepción, incluso en su duración. Pero a partir de la tercera, todo cambió. Solo el primer movimiento duraba como toda una sinfonía de Haydn, su maestro, tenia forma de sonata pero con tres temas en lugar de los dos establecidos por Haydn. El segundo movimiento no tenía la típica forma de lied sino que era una marcha, fúnebre nada menos. Y llevaba dedicatoria, cosa novedosa y que crearía tendencia, a la memoria de un gran hombre, el héroe era Napoleón a quien en origen iba dirigida, ya que Beethoven  le consideraba un libertador. Cuando empezó a invadir Polonia y otros países europeos, convirtiéndose en un tirano, Beethoven cambió la dedicatoria.
En esta curiosa película se recoge el estreno de la 3ª sinfonía en casa del príncipe Lobkowitz uno de sus mecenas, tal y como pudo suceder en agosto de 1804 antes de ser dada a la imprenta.


y en este otro podéis ver una película documental sobre su vida y obra, en tres episodios: The Rebel, Love and Loss y Faith and Fury. Espero que os gusten.





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